por el olor de tu piel llegué a tu boca
que me llamaba como un canto de sirena
Yo perdí los sentidos y me quedé atrapado en ella.
Tu embravecido pelo sacudió mi cabeza
y me arrojó hasta tu cuello
miles de suspiros rojos invadieron el silencio
Yo me dejé arrastrar por la marea de tu fuego
y casi sin quererlo
con mi proa rocé tus pequeños pechos,
el remolino de tu ombligo me hizo perder
en el universo de tu cuerpo
tus muslos como dos olas atraparon mi velero.
Mi brújula estaba loca por el imán de tu sexo,
pero Venus me guió a dónde estaba tu fuego.
Al alcanzar tu bahía tus labios me recibieron
y a mi oído susurraste, amor llévame contigo
dónde juntos acabemos,
siempre serás mi semilla y yo seré
siempre tu huerto.
Tu vientre se sacudió
como un volcán boquiabierto
y el grito de una gaviota
llenó de vida el desierto.
La calma retornó al puerto,
quieto se quedó el velero,
luego de un breve suspiro